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enero 14, 2007

LA VIEJA PIRAÑA Y EL POBRE PARGUITA


Parga en su casa coge el teléfono:

- aló? dani? hola cómo estás! si. el domingo me hice sólo una luca... si... tenís el contacto de la señora que viene a ver la ropa a la casa? sipo, pa que venga... ya... vale, gracias dani. ya, ahi nos vemos. chau!

Parga cuelga el teléfono esbozando una sonrisa de victoria. En ese mismo instante, tocan la puerta de forma brusca y agresiva. Parga va a atender.

Parga abre la puerta y ve una silueta gorda, con unos michelines exageradamene grandes a los costados. Parga los reconoció de inmediato y gestó una mueca de horror. Era ella: la vieja piraña madre de los baratillos, la cerda pesada y prepotente, fea y maquiavélica. La chancha que no dejaba sacar la ropa de los bolsos y ponerlas "en vitrina". No: esta cerda se metía como Pedro por su casa, como si el bolso fuera de ella. La ropa que le gustaba se la ponía entre las piernas, y las que no le gustaba, las tiraba como porquería.

- Así que aquí vives tu, niño del baratillo de enfrente...

Parga, asustado, intentó ser gentil. Abrió la boca para invitarla a pasar, pero la piraña madre ya estaba adentro.

- Ya. Voy a traer la ropa acá para que la vea...
- No, para qué. Vamos a verla a tu habitación...

Parga sudó frío. La gorda lo empujó con sus rollos por el pasillo hasta llegar a la habitación.

- ¡Qué linda tu habitación!
- Gra... gra... graci... gracias señora... ya aquí está la ro... ro... ropa...
- ¡Uy el medio paquete... de ropa, niño!

Parga le pasaba la ropa a la vieja piraña cerda. Parga sólo atinaba a tragar saliva cuando la chancha le rozaba la mano.

- ¿Me puedo centar en tu cama, guachito?
- Sss... ...ss... sssí señora...
- ¡Uy pero que suave tu camita! ¡qué ricas las sabanitas!

Parga ya no sabía que decir. Se le desorbitaban los ojos de pánico, mientras permanecía mirando perplejo a la cerda que pasaba las manos por su virginal cama, oliendo de cerca las almohadas, rozando la guata con cesáreas mal hechas en las frazadas.

En ese instante, la madre piraña volteó hacia su proxima víctima. se empezó a deslizar por la ya arrugada cama, impulsándose con sus asquerosas piernas. Se puso un dedo en la boca, y con el otro llamo a Parga a la cama.

- Ven aquí guashito. Ven aquí
- ...¿Y para qué. señora...?
- Hace décadas que no lo hago, guashito ¡ven a mi!

Parga estaba al lado de la puerta pero sin embargo no pudo abrirla. La madre piraña se abalanzó contra el como una anaconda. La frente de Parga chocó contra el muro lleno de posters de animación japonesa. El golpe lo dejó estúpido y no pudo gritar. El cuerpo de la piraña lo empezó a presionar, ejerciendo constricción. Parga movía los brazos, sofocado, con la vista perdida, atontado.

La madre piraña tiró el cuerpo de la víctima a la cama, y le bajó los pantalones y le sacó la ropa. Parga en ese entonces ya estaba desmayado. La madre piraña dislocó su mandíbula, agarró las dos piernas de Parga, y como verdadera anaconda se lo empezó a tragar. Parga no gritó nunca, ni siquiera cuando la chancha asesina iba por el estomago, tragando sus visceras.

Treinta minutos después el crimen estaba consumado. La vieja piraña estaba satisfecha. cogió las bolsas de ropa y se fue. Hasta hoy, Parga permanece desaparecido.

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2 Comments:

At 1/15/2007 2:57 p. m., Blogger DaNiTa opina que si bien es cierto...

pobre pobre parga
sufrio el atake de la piraña madre



jjajajajajajajaja

XD

 
At 1/17/2007 5:49 p. m., Anonymous Anónimo opina que si bien es cierto...

hahahahahhahaah

HAHAHAHAH

 

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