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abril 02, 2006

LA CULPA DE LAS MICROS

[trabajo de investigación . . guión y argumento . . crónicas urbanas . . si eres mi compañer@, no me la copies, que tiene copyright]

No puedo imaginar esa escena en la cual los dueños de las micros decidieron de qué color pintar sus máquinas. Qué se les habrá pasado por la cabeza para mi es un misterio. Se habrán visto lindas recién pintaditas. O quizás era el color corporativo de la empresa. Quién sabe.
Resulta que no pensaron en las consecuencias de usar tales tonalidades antiestéticas. Azules, celestes, rojos; beiges, verdes y hasta cafés, todos en lineas horizontales horribles. Letritas desatinadas. Una presentación francamente desatinada. Son estas micros talquinas las que tienen la culpa de todo. Y me atrevo a decir que provocan una inevitable depresión en la gente. Aunque muchos no se den cuenta, son estos colores los que predominan en nuestras calles. En nuestras degradantes calles.
La rutina del talquino común tiene un profundo nexo con la locomoción colectiva. Usuarios se agolpan en las puertas de las deslucidas micros. Las señoras sentadas. El pasillo repleto. Personas amontonadas como animales en un camión. El micrero que ladra a los escolares idiotizados de sueño, que se saquen las mochilas, que se corran al fondo. Así se viaja hasta llegar a la Dos Sur, imperio de las horribles micros.
Así es. La Dos Sur. El verdadero festín de latones horriblemente pintados. Y en pleno centro de Talca. En pleno corazón de la urbe. La principal arteria de la ciudad, aparte de no tener una buena presentación en si misma, aparte de ser un obligado lugar de pasar, se le suman aquellos matices patéticos. Y es esta Dos Sur la bienvenida a la triste realidad talquina.
El gran problema de Talca es que es fea. Construcciones viejas mal cuidadas, con grandes letreros luminosos intentando ocultar lo más posible la antigua fachada, o las molestas esquinas llenas de farmacias. Las esculturas llenas de graffittis estúpidos sin fines artísticos siquiera. Las calles llenas de hoyos. No hay turismo, nada que la potencie, nada que sea un decente punto de encuentro. No hay estar. Y esto provoca una rutina horrible. La vida se resume en despertar, trabajar, comer, trabajar, dormir. Talca se torna un sinónimo de desmotivación.
Y esa desmotivación es la que las micros provocan en un considerable porcentaje. Pienso cómo seria la ciudad con micros más agradables a la vista. Colores puros. Cada línea con su tono. Sin líneas. Sin letras, o por último, letras sin tanto protagonismo. Así, mientras más micros hayan en la calle, más colores llenarían el espacio.
Mientras no se cambie eso, la urbe seguirá hundida en la más profunda y triste rutina.

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1 Comments:

At 4/02/2006 6:52 p. m., Anonymous Anónimo opina que si bien es cierto...

sisisisis! parece que este esta mejor. es mas pausado el cambio de tema! me gusta!
lo malo es que sacaste una parte que me habia gustado!!!! era algo asi --> muchos lugare spor dodne pasar pero no donde estar..? o algo asi. nu se. me habia gustado como lo expresabas!
pero lo sacaste!! hahahaa ya pero weno! ta re weno igual! era todo lo que algun dia me habiay dicho! parece que esa idea se te kedo en la mente cn cuatica! hahahaha

:D

beshos!

 

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